miércoles, 26 de noviembre de 2014

Las tías

Puede que un día sea esa hermana mayor en la que te apoyas y a la que acudes para pedir consejos que no te atreves ni a mencionar a tu madre. 
De ser tu amiga más íntima para hacer el idiota, a pasar a ser en otro momento tu madre suplente para ponerse seria y darte una buena regañina porque, en verdad, y tú lo sabes bien aunque no lo reconozcas, te pasaste y estabas equivocada de cabo a rabo. Por no olvidar de que fue la canguro de emergencia a la que siempre acudían tus padres y pasaba la tarde, noche… ¿O por qué no? el día entero, aguantándote sin rechistar y evitando que la vena de su cuello se hinchara temerosamente a cada minuto que pasaba. Sigues sin comprender cómo ambas estáis vivas; por su paciencia seguramente....

Intermediara que vela por la paz entre tus padres y tú durante las duras batallas y “pequeños” rocecillos, saliendo, con suerte y de manera inexplicable, sana y salva.

La que de repente un día te llevó de compras por primera vez para que eligieras tú y solamente tú el modelito que siempre habías querido ponerte (feo y tremendamente horrible, ahora que recuerdas a la vez que alzas la mirada al cielo suplicante)  y con un guiño cómplice te decía: “A tu madre de esto ni mú, ¿eh?”.  

Por no olvidar que, sí, una madre es una madre; pero, no me vas a comparar los abrazos y besos que te da ella... ¿Y quién es ella? Pues para no ir diciendo todos y cada uno de los diferentes y variados papeles que ha hecho, hace y hará en tu vida cada vez que tengas que nombrarla, se conoce por el nombre de “Tía”. (Alias: Psicóloga, amiga, cómplice, apoyo moral, consejera...) Puedes tener solamente una o la suerte de tener más, incluso algunas son tías “postizas”; mayores o jóvenes; viven casi a cinco metros de tu casa o a cientos de kilómetros de distancia; puedes verlas todos los días sin darte un respiro o puede que una vez cada largo tiempo… 

Porque, como dicen por ahí, tía no hay más que una… ¿o no era así la frase?

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